Discurso de la Vicecanciller de Venezuela Claudia Salerno Caldera en la Convención de Cambio Climático COP18
Una batalla entre los principios y los mercados
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Muchas Gracias Señor Presidente,
Quiero comenzar esta intervención con un saludo
fraternal a los hermanos y hermanas del Estado Palestino cuya lucha de 65 años
el pueblo venezolano Saluda solidariamente.
Señor Presidente,
En las últimas horas un país hermano ha sufrido los
embates de cambio de climático, queremos expresar nuestras condolencias al
pueblo filipino.
Es hora de dejar de hablar y comenzar a actuar.
Dijo el Presidente Chávez:
“Se requiere una nueva ética en el mundo, una nueva moral y de allí un
nuevo comportamiento de todos (…) Este modelo hay que cambiarlo. No hay
desarrollo sin humanismo, no es posible un desarrollo en este modelo impuesto
en el mundo”.
El sistema capitalista cierra todas las opciones. Prefiere
invertir en la guerra en vez de asegurar la vida, privilegia los mercados sobre
los seres humanos, trabaja para la acumulación de unos pocos a costa de la
pobreza y sufrimiento de muchos.
Nuestro modelo de desarrollo privilegia al ser humano como
el centro de una sociedad, no el interés económico.
Después de nuestra victoria electoral del 7 de
octubre, comienza un nuevo período de gobierno 2013-2019 para el cual se generaron cinco grandes Objetivos de
Desarrollo, como parte de un Programa de Gobierno que está siendo consultado
públicamente y construido colectivamente con todos los sectores de la sociedad,
en un ejercicio de democracia directa.
Uno de estos cinco Objetivos, es Contribuir con la preservación de
la vida en el planeta y la salvación de la especie humana, incluyendo
la conformación de un gran movimiento mundial para abrazar las causas y reparar
los efectos del cambio climático que se han venido acumulando como consecuencia
del modelo capitalista.
Nuestro Plan de Gobierno privilegia el desarrollo
sustentable como política de Estado y establece el compromiso de Venezuela para
la transformación ecológica-socialista, como una contribución voluntaria a la
solución de problemas ambientales que no hemos generado y que, sin embargo,
sufrimos junto con todos los habitantes del planeta.
Señor Presidente,
Venezuela es un país con un 60% del territorio
cubierto por Áreas Protegidas que conservan 47 millones de hectáreas de bosques
vírgenes. El Delta del Orinoco, parte de la Red de Reservas de Biosfera de la UNESCO,
conserva los bosques de mangle más grandes del hemisferio occidental que son
sumideros naturales de CO2.
El 70% de la energía eléctrica en Venezuela proviene
de fuentes renovables. Adicionalmente hemos invertido 500 millones de dólares
en parques eólicos, resultando en la reducción de emisiones equivalentes a 660
toneladas de CO2.
Desde 2007, el sector público reemplazó gratuitamente
155 millones de bombillos incandescentes por bombillos fluorescentes, y ha promovido la sustitución de artefactos eléctricos,
reduciendo las emisiones de más de 12 mil toneladas de CO2.
Señor
Presidente,
Vinimos a Doha buscando soluciones, esperando
honestidad y compromiso de quienes tienen la responsabilidad histórica del
cambio climático.
Hace un año salimos de Durban con la promesa de un segundo período del
Protocolo de Kioto. Los desarrollados pidieron tiempo para ajustar detalles,
aumentar el nivel de ambición y calcular todos los números que consideraran
necesarios antes de informar al mundo el compromiso que asumirían. Eso debió
haber ocurrido hace 6 meses. Hubo pocas respuestas, ninguna dentro del lapso
acordado, ninguna cercana al nivel de ambición que se requiere de acuerdo al conocimiento
científico.
Nos encontramos ahora con compromisos condicionados e
insuficientes en una batalla encarnizada entre aquellos que defendemos la ética
y los principios de la Convención contra aquellos que sólo buscan mantener unos
mercados ya colapsados y claramente inútiles para la reducción de emisiones.
Cabe preguntarse ¿Es esta una cumbre de cambio
climático o una cumbre de mercados? ¿Se trata de sacar ganancias comerciando
con la contaminación Madre Tierra o vinimos aquí a preservar su integridad y
nuestra sobrevivencia? ¿Es el ambiente nuestro principal interés?
Cuando apenas nos queda un día de negociaciones quiero
parafrasear al prócer cubano José Martí:
“¡Los árboles se han de poner en fila, para que no pase el gigante de las siete leguas!”
Esta es la hora de la verdad. El tiempo se acabó y
también las excusas. Ya no hay donde esconderse.
La palabra la tienen los países desarrollados y a
ellos les preguntamos:
¿Están ustedes a la altura del compromiso que la ética y
el mundo les exige?
Como dijo Gramsci: el optimismo es un asunto de voluntad.
Quisiera culminar mis palabras con lo dicho por el
Delegado de Filipinas en la Sesión de esta mañana ante la falta del progreso en
las Negociaciones del Protocolo de Kioto. Con lágrimas en los ojos expresó si
no hacemos algo nosotros entonces ¿Quién lo hará?, si no lo hacemos ahora
entonces ¿Cuándo?, si no lo hacemos aquí entonces ¿dónde?
Venezuela es optimista, Venezuela tiene voluntad
política.
Muchas gracias.
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Doha, Catar, 6 de diciembre de 2012
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