1 de noviembre de 2013

Mala leche, Nestlé



Estupor, arrechera, impotencia. Cómo  describir lo que sentimos  en este preciso momento cuando leemos  en Aporrea (http://www.aporrea.org/actualidad/n239108.html.) que nuestro gobierno, nuestro presidente está invitando a la Nestlé a escoñetar aún más a los más vulnerables de nuestro territorio: l@s niñ@s.  Ni qué decir de la “generosa” oferta que ofrece esta trasnacional a l@s consumidor@s envenenándolos con glutamato monosódico, benzoato de sodio y amarillo de diferentes nomenclaturas, aditivos estos que está científicamente comprobado, son altamente cancerígenos, sin contar que una gran parte de los compromentes vegetales y animales son genéticamente modificados (transgénicos).

Justamente el martes 29 de octubre,  en la Asamblea General de la ONU, ese parapeto gringo, sólo dos paises votaron por seguir el embargo al pueblo cubano... Israel y Estados Unidos. Israel, el del gobierno que mata poco a poco al pueblo Palestino, Israel el que tiene cercados a los hermanos Palestinos. Israel, el que les robó la tierra. Israel, cuna del sionismo, principal accionista de la empresa “amiga” Nestlé. Israel, el estado sionista que está metido hasta los tuétanos en las invasiones que se han producido en Irak, Libia y Siria.

Nicolás Maduro “agradece a la Nestlé, a la Polar y a todas las corporaciones multinacionales golpistas, que crean e inviertan en Venezuela, extendiéndoles la mano amiga y aliada”. No entendemos, no queremos entender de qué solidaridad con Cuba hablamos, de qué solidaridad con Palestina hablamos, de qué soberanía alimentaria hablamos. No entendemos, no queremos entender para qué sirve esa tímida campaña para promover la lactancia materna si le estamos abriendo las piernas a una empresa trasnacional, sionista como la Nestlé.

Imaginamos que si estos “amigos” tienen las puertas abiertas en nuestro país, muy pronto tendremos convenios similares con Pepsico (que por cierto a través de Frito Lay tiene arrendado el frigorífico de Quíbor que era para que los productores de papá venezolanos guardaran sus semillas), Chevron (que acabó con la Amazonía ecuatoriana) y otras como Monsanto y Bayer.

Cuando afirmamos que queremos defender la revolución pero no nos dejan, es porque creemos que no se puede construir socialismo con las mismas empresas trasnacionales, explotadoras, asesinas, expansionistas presentes en el lobby bolivariano.  No entendemos como se traduce el enardecido discurso de Nicolás contra el imperio y las trasnacionales de cara a estos convenios.  En el caso de la Nestlé, sobran las evidencias.  Sólo mencionemos que esta empresa considera que el AGUA en el mundo no es un derecho humano, fundamental, sino una mercancía  que debe ser privatizada, claro, esto se entiende porque ellos son los principales “productores” de agua embotellada. 

No sabemos quién o quiénes son los asesores de Nicolás Maduro y de su gabinete que ni siquiera revisan casos tan sonados y escandalosos como el de Africa, donde Nestlé asesino a millares de niñ@s con sus fórmulas “maternizadas”, preparadas con aguas contaminadas. 

Si nos dedicáramos a escribir la historia de esta trasnacional asesina, tendríamos que escribir otro Libro  Negro de las Marcas, material  que por cierto y amulando a Chávez, recomendamos a Maduro y a sus asesores para que vean cómo y a costa de qué se construyeron y se siguen construyendo esos imperios-emporios.

¿Es así como construimos soberanía alimentaria? ¿Importando cada vez más y alimentando a la oligarquía parasitaria con los dineros del país? ¿Es así como asumimos con lealtad el legado de Chávez?  ¿Está arrinconada la revolución? ¿O el gobierno? 
Desde esta trinchera de ideas creemos que así como hicimos retroceder la Ley de Semillas Ureña que le abría paso a la Monsanto, debemos alzar nuestras voces de protesta y organizar desde las bases, desde nuestro consumo cotidiano un boicot a estos productos como se está haciendo en buena parte del planeta.

El pueblo chavista, el pueblo consciente debe dejar de financiar las conspiraciones contra este y otros pueblos hermanos.  Cada vez que usted compra un producto Polar, Nestlé, Monsanto, entre otros, está poniendo una piedrita para la gran tumba de las esperanzas de redención de los pueblos.  La lista es larga y la podemos ver en http://www.saboteamos.info/2012/11/16/lista-de-empresas-que-no-deberias-alimentar-campanas-de-boycott-en-marcha/

L@s venezolan@s no tenemos cultura de boicot, pero algún día tenemos que comenzar.  No importa que el gobierno venezolano invierta o apoye a estas trasnacionales del terror, la revolución debe ser protegida.  No a la Nestlé, SI a la lactancia materna.

Parafraseando la consigna de la Vía Campesina, Globalicemos la lucha, Globalicemos la espezanza... Digamos Sí a la alimentación sana, autóctona y sabrosa.

Ana T. Gómez (La guara)
itza97@yahoo.com

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